Esta riquísima y sumamente reconfortante sopa fue el resultado de mis intenciones de hacer un risotto como dios manda, así que me propuse tener en el freezer un buen stock de caldo casero y evitar bajo cualquier concepto utilizar calditos instantáneos que dejan a todas las comidas sabiendo a lo mismo. Así que hicimos una olla bien grande de sopa a la cual le colamos parte del caldo para congelar y el resto fue nuestro almuerzo y cena.
Hicimos una versión sencilla que no involucro demasiado manejo del pollo y resulta bastante magra.
Hervir en abundante agua una carcaza de pollo. Cuando empezó a largar la espuma la retiramos con espumadera y salamos el caldo.
En este momento se empiezan a agregar las verduras para darle el gusto:
1 cebolla
1 morrón en trozos
1 nabo con hojas y todo
1 tallo de apio entero
Choclo cortado en trozos
Se deja hervir apróx. una hora, hasta que la sopa vaya tomando los gustos y se rectifican los condimentos. Nosotros le agregamos pimienta, una cucharadita de pimentón dulce y un cm de jengibre rallado.
Es en este momento, cuando el caldo está bien gustoso, que se saca del fuego y se retiran los tallos de apio y las hojas del nabo. Se descarta por supuesto el hueso de la carcaza, van a quedar pedacitos de pollo en la sopa.
Ahí procedimos a colar parte del caldo en distintos recipientes para congelar.
Volver a colocar en el fuego y agregar (estas fueron las que usamos en esta ocasión):
Papa cortada en trozos grandes
Papines con cáscara cortados a la mitad
Zanahoria en trozos grandes
Zapallo
Hervir hasta que estén hechas las verduras. La servimos con un chorrito de crema de leche, cilantro fresco picado (imprescindible en una sopa de pollo) y unas gotitas de tabasco.
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