Todo fue al ojo por ciento así que a sentirse libres de agregar y sacar según el gusto de cada uno.
Procesar en licuadora
4 tomates maduros y grandes sin piel.
1 cebolla (mediana tirando a chica, que no quede muy encebollado el tema)
1/4 de morrón (rojo preferiblemente)
1 diente de ajo
Cuando esté todo bien licuado verter en una olla y dejar hervir unos 15 minutos. Al pasarla a la olla, si se quiere una sopa bien lisita y homogénea, se puede colar. La nuestra fue más bien "rústica" con semillitas y todo, ahí las ven en a foto.
Mientras se va cocinando se va aderezando (y probando!) con:
Sal
Mientras se va cocinando se va aderezando (y probando!) con:
Sal
2 cdas de azúcar rubia (o blanca, pero me fascina la rubia)
Unas gotitas de salsa inglesa
Jengibre rallado a gusto
Jengibre rallado a gusto
Pimienta negra
Para darle un poquitín de cuerpo le agregué dos ctas. de almidón de maíz. Ojo que hay que disolverlo antes en un poco de líquido y revolver continuamente al verter en la sopa para que no se cocine al instante y se forme un grumo inmenso.
Bueno, sopa pronta. A falta de panceta la servimos con unos trocitos de bondiola que antes sofreímos (con 1 gota de aceite) y parmesano fresco rallado grueso.
Hay más opciones por supuesto; un chorrito de crema de leche, una cda. de queso crema, salsa tabasco, croutons, alguna hierba fresca tipo cilantro, perejil o albahaca...en fin.
Como verán no tiene caldo de ningún tipo, pero la próxima vez vamos a probar a agregar algo de caldo de pollo para que sea más rendidora ya que apenas nos dió para dos platos bien servidos.
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